Por Lucas Cruzado
córdoba. corresponsalía
¿Qué pasará por la cabeza de ese mujerón de corazón inclaudicable y convicciones firmes? ¿Qué quedará de aquella Florencia adolescente que venía a Carlos Paz a disfrutar de las fiestas y la noche, sosteniendo una batalla interna de hormonas en la que recibió golpes y hoy cosecha caricias?
Las respuestas están ahí, en el repleto teatro Melos y a la vista de todos. Florencia es la de siempre. La laburante. La que se calza los tacos puntiagudos y se pone una obra de teatro -o un programa de televisión- sobre los hombros. La que luego regresa a casa, extenuada, para atender y mimar a sus dos hijitos, Isabella y Paul.
A esa mujer, de muchas caras cuando se encienden las luces, pero con una sola personalidad, Carlos Paz la volvió a abrazar. Como la temporada pasada. O la anterior.
Cirugía para dos es la excusa perfecta para compartir una sonrisa, distenderse y ser testigos del amor incondicional que la Villa le demuestra.
Con una escenografía blanca y opulenta por donde se la mire, la comedia ofrece un equilibrado cóctel de humor, picardía, improvisación y -por qué no- musical. En escena, quien le cuida las espaldas a Florencia (por cierto, están muy bien custodiadas) es la ya histórica Gladys Florimonte, una especie de antihéroe femenino que parece tener la fórmula exacta para armar un verdadero festín de carcajadas. Su personaje es clave para mantener el clímax festivo en la sala.
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